Como dice odín: ¡de qué forma no me conocí antes de conocerte!
Miguel y Miguelín volvieron a colgar las cadenas en la pared. El resto de los chicos levantaron a Julia. Sus brazos proseguían estirados por encima de la cabeza, pero la postura era mucho más cómoda que ya antes. No perdieron el tiempo y prosiguieron donde lo habían dejado.